El rincón de las mariposas

Publicaciones

FiltrosAdministrar publicacionesVista de listaVista de cuadrículaActivo

Jose Rodriguez Gomez El Sevillano

10 min  · Compartido con: Público

Público

El rincón de las mariposasTenemos un lugar en nuestro cuerpo donde se guardan las mariposas. Sí, es cierto que tenemos ese lugar. ¿Y cuándo se usan esas bellas mariposas? Los años pasan y cada día que pasan son la forma de criar a cada una de ellas. Soledad vivida. Hijos nietos y tú vives en la soledad más grande. Sí, tú y yo y las demás personas que tenemos esa desgracia y nos deja que lentamente nos vallamos consumiendo en las tristes horas de la solead. Mientras tanto sin darte cuenta tú vas viendo la vida rodeado de recuerdos. La madre reina se apodera de nosotros, busca un pequeño rincón y allí las vamos creando y cuando nuestra mente se viste de blanco ellas hacen que nosotros las podamos ver.El cuerpo se hace mayor lentamente y ese momento llevamos un bastón en nuestra mano temblorosa. Sonreímos y lloramos cada vez que vemos que la vida nos ha dejado de lado, que nadie se apiada de nosotros. Comenzamos a hablar solos, a creernos lo que vemos en cada momento. Ha pasado tanto tiempo que el llanto se ha perdido en nuestras mejillas. Entonces salen de nuestros ojos unas lágrimas con alas, estas no dejan los surcos marcados sobre nuestra piel, no, estas vuelan y las vemos como lo hacen en círculo y cada segundo que pasa se va formando un arco iris en nuestra mente.Ha llegado la hora de que la madre reina les diga que a partir de ese momento nos han de acompañar para el resto de camino que nos queda.El cabello plateado, la mirada perdida en la lejanía, la piel de nuestro cuerpo arrugada y las manos temblorosas. ¿Dónde estamos, te has perdido algo en esta triste vida? Sonríes y caminas lentamente, arrastras los pies por el suelo, y ese sonido es el que te hace saber adónde estas en cada momento. Estás perdido en tu propio hogar, no estás en la calle, no, estás en tu alcoba encerrado entre cuatro paredes que se descalichan lentamente y se pueden ver los viejos ladrillos que forman tu aposento. Eso te lo piensas tú, y sin saber en qué lugar de la vida te encuentras; te dices con una suave sonrisa que ere el hombre más feliz de la tierra y todo es mentira.Un caracol plateado, ese que deja la estela tras de sí. Ese que no habla, el que vemos perdido por las calles sin saber adónde ir, es cuando las mariposas sales de tu boca. La gente, dicen de ti… estás loco. Que sabrán ellos de locura si las mariposas salen solas, yo no les digo que lo hagan, sino que ellas mimas son las que forman las palabras, las cuales se la lleva el viento de la tarde. La ropa raída, los zapatos rotos, gastados y con las suelas al descubierto y lo que arrastras por el suelo es tu piel ensangrentada. Te meces según el viento, caminas muy lento, tú, eres ese caracol que no tiene destino, no tienes ese lugar adonde te quieran recoger. Sentado en un viejo banco, acorrucado en un rincón, el sol te calienta suavemente y tú cuerpo se extrémese por el frio de la tarde. Ha llegado la noche el sol se ha marchado y el cielo estrellado te mira con tristeza; y tu esperando que te llamen. Sonríes lentamente, tus ojos casi cerrado hace que las mariposas te llamen por tu nombre.¡Padre, abuelo… nadie, sí, nadie se acuerda de ti! solo en la soledad de la calle te encuentras solitario sentado en tu viejo banco. A la luz de la luna se ven salir esas mariposas, de tu boca, de tus ojos, de tú mente, frente a ti, nadie. Se han marchado las gentes, en la triste soledad te quieres levantar tu mísero cuerpo, pero no tiene la fuerza suficiente para hacerlo. Quieres cogerlas, pero se te escapan entre los dedos de tus manos. Has pasado la noche al descubierto y tu cuerpo congelado amanece en el banco de tus sueños. Las manos levantadas como si quisieses coger algo, pero no lo hallaste y a si amaneció tu destino. En tus labios una sonrisa, y los ojos cerrado cansado de intentar coger las mariposas. El forjador de sueños José Rodríguez Gómez El sevillan

Ríos de silencio

Jose Rodriguez Gomez El SevillanoEl forjador de sueñosEditarJose Rodriguez Gomez El SevillanoAgregar a historia

Editar perfilDetalles

Editar detallesAgregar pasatiemposSección «Destacados»+ 4FeaturedEditar destacadosFotosVer todas las fotosAmigosVer todos los amigos4.723 amigosMerly CaparasMaria Pozo MorenoConchi ReyLourdes SanchezCristina CarballoMercedes SanchezRosario MonteropicoNathalie SaeyVilma Barroso CreaghAcontecimientos importantesVer todoSe mudó a Castillo de La Calahorra26 de diciembre de 2019Empezó a estudiar en Guadalinfo21 de marzo de 2013

Facebook © 2021¿Qué estás pensando?Video en vivoFoto/videoAcontecimiento importante

Publicaciones

FiltrosAdministrar publicacionesVista de listaVista de cuadrículaActivo

Jose Rodriguez Gomez El Sevillano

g1tiSt3pfo nmisnnoreeda  · Compartido con: Público

Público

Ríos de silencio.Se secaron los afluentes, ya no se oyen correr las aguas por las mejillas del silencio.Quedaron los surcos sobre mi piel y las llagas producidas por la fuerza de tus aguas dejaron unas heridas que jamás se borraran. Cada vez que recuerdo tu mirada, me puedo ver en el iris de tus ojos. Los surcos de tú pasado, me hace recordar las tristes horas del preso. Las vivencias tenidas entre tu piel y la mía, entre tus labios y mis labios saboreando el tiempo de un ayer que ya se fue pero que jamás se borrara de mi mente. Esta mente perdida, borrada por las tristes horas del viejo. Entre rejas de acero puro cubiertas del sudor de tus huesos. Tengo que escribir y contarte todo cuanto estoy sufriendo, y tú en la distancia me traes recuerdos de unos momentos, de mi vida basados en tus besos. Nada, solo el viento sabe cuánto sufrí, cuánto deseé no haber estado tan cerca de ti. Penetrar tu mente si pude, pero vivir dentro de ti no fui capaz de hacerlo. Viejo, perdido en la distancia, qué se yo, pero esto dejo en mis recuerdos una herida que jamás se podrá borrar. Hermosa tierra la tuya, lamia se quedó dormida en la distancia. Estuve contigo, valió la pena haber estado tan cerca de ti y no poder vivir lo que mis sueños deseaban. Sí, pero quedo un amargo sabor de boca sobre mis labios arrugados. Recuerdo la fruta dulce de tu cuerpo, el sabor de tus labios adormecidos, y tus pechos deseosos entregados con los míos. Qué distancia nos separan, adormecidas en la lejanía y la luz de tus ojos deseando tener un encuentro de los amores perdidos.Te pido perdón, una y mil veces. Era viejo, silo era, y hoy pasado unos años mucho más; pero el deseo, el momento de haber estado cerca de ti es enorme, y hacer olvidar los besos que nos dimos y esto nada lo podrá borrar, y por mucho que me odies te pido perdón en la distancia que nos separa entre tu vida y la mía.Hacemos cosas los viejos, que solo nosotros somos capaces de hacer. Niños o personas mayores que son saben que hacer cometemos estas torpezas dela vida.Aladino estaba dentro de mi mente. Si lo estaba porque si no como podría hacer tal cosa. Frotó su lámpara y volé hasta ti sin saber que estaba haciendo. Buscaba un tesoro, un lugar nuca visto por mis deteriorados ojos. Los recuerdos vividos son tan valiosos, que estos en mi mente los tengo gravados y por muy lejos que te encuentres siempre estarás dentro de mí.Aladino se burló de mí, sí, lo hizo y lo que no me quiso decir era que yo era muy mayor para ti. Tú eras una niña y yo un miserable viejo. Los niños y los viejos siempre decimos la verdad, vestida de inocencia y sin saber que hacer cometemos actos que no tienen perdón. Una historia vivida, un cristal roto sin poder juntarlos, reparar lo que se rompió nunca se borra de la mente y el recuerdo quedo en la nostalgia de unos besos. La noche cubre mis ojos cada vez más deprisa, y la luz que yo vi en tus ojos se perderán sin haber conseguido mis deseos, que pena ser un viejo que no sabe qué hacer con las horas del día y cuando llega la noche se hacen tan largas que por mucho que desees dormir no lo consigo. Estás tan lejos de mí que los recuerdos perdidos me engañan con luces de colores en mi desquiciada mente.¡Dile a Aladino que estoy dispuesto a volar de nuevo otra vez!El forjador de sueñosJosé Rodríguez GómezEl sevillano.