La Calahorra a 2 de diciembre del 2020.

La Calahorra día 2 de Diciembre del 2020.

A/a la atención del sr. Francisco Sánchez López.

Sr. jefe de servicios de bienes culturales.

Muy señor mío: viendo que mis obras no son de su agrado, y crean una obstrucción con su querido castillo de la Calahorra, y estando mis pobres obras por debajo de los cincuenta metros de su base. De los cuales siguen diciendo que obstruyen la visión. ¡Nada de todo lo que dicen es cierto!

Yo, José Rodríguez Gómez le solicito. Qué las obras que están por terminar, se quedan congeladas para siempre, y las que están solicitadas para hacerse se anulan definitivamente. Como son las dos torres de la plaza de España, la fuente del ángel, la fuente de los ocho arcos, y no sé qué otras hay solicitadas; todas se anulan, ya no se harán, y a si ustedes tendrán buena vista de su querido castillo. ¡Ustedes no se merecen mis obras, ni ninguna clase de obras de arte que yo o alguien pudiese crear para hacer algo de cultura en su querida tierra!

Señores míos: perdone mi manera de expresar mi dolor, no haré nada para que quede constancia de mi paso por esta su querida tierra; no les molestare nuca más. Estoy cansado y herido de muerte al ver la manera de tratar a las personas. ¡Este castillo lleva terminado cuatrocientos años, y hasta la fecha he sido yo la única persona que ha realizado algo bello; ustedes me han matado! Nuestra Andalucía nunca llegará a ser nada con personas qué en vez de ayudar criminalizan sin haber hecho nada malo; al revés; queríamos hacer algo que valiese la pena, y ustedes lo destrozan todo.

Jamás hare, ni terminare lo que esta comenzado. A si ustedes se quedaran a gusto, y yo no los molestare con un sueño de los míos.

¡Les quiero decir: que yo también soy andaluz, sea o no de su querida tierra! Pero me parieron en un pueblo de la provincia de Sevilla, Lora del Río. ¡Yo creo tener el mismo derecho a sentirme igual que todos ustedes, andaluz! La diferencia que hay entre todos ustedes y yo; es muy simple, y es que no pensamos iguales, y además sé que ninguno de vosotros sois capaces de hacer nada bueno para esta nuestra tierra, ni en cultura, ni en arte de ninguna clase que pudiese embellecer esta tierra tan bonita.

Se despide de todos ustedes este pobre soñador, que pensó que hacer el bien sería bueno para todos, y es todo lo contrario. ¡Quien es malo se le dan medallas y al bueno se les castiga!  ¿Díganme qué hemos hecho nosotros los que soñamos para merecer dicho castigo?

José Rodríguez Gómez…

El forjador de sueños

El sevillano

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