Silencio

¡Silencio, solo el viento se puede escuchar, la música ha interrumpido el pasodoble que estaba interpretando, la arena está de luto! Las mantillas lloran de pena al ver el trágico suceso ocurrido en la maestranza. Una persona ha muerto, un torero de prestigio, un joven que prometía ser una de las grandes figuras del toreo. Nadie, nadie se atreve a tocar el cuerpo del torero; está muerto. Los cuernos de un toro han matado al joven y grandioso torero, de sus cuernos chorrea la sangre de este muchacho, era joven, tenía solamente dieciséis años de vida. ¿Cuánta vida le quedaba, ya no puede vivir para decir con alegría he matado a ese toro? Silencio, que ha pasado el viento y se ha llevado la vida de un muchacho que soñaba con ser el mejor de los grandes; ha dejado sobre la arena la sangre de un valiente que venía con el sueño de salir por la puerta de los príncipes vestido de luces y con las orejas de ese toro. Todo es un sueño y los toreros también las tienen y más que otros que lo poseen todo; este muchacho era la primera vez que pisaba este ruedo, sus zapatillas manchadas de sangre son las únicas prendas que sobre la arena están llorando; nadie, nadie se atreve a recogerlas porque que son de un hombre que ha dado la vida para que ellas también fuesen testigo de su gran hazaña y todo ha quedado en una negra tarde de toros que ha manchado el cartel de la puerta. ¿Quién llora ésta perdida, tú, joven enamorada, tú la puedes llorar, eras tal vez la persona que soñabas con ser la esposa de este joven; tú que lo querías a escondidas para que nadie supiese que lo amabas con locuras, tú que te daba miedo verlo ante un toro, tú que nadie sabía que eras su novias? Hoy lo lloras, lo has perdido, se que tú, le digites muchas veces que ese no era su trabajo; y que si no tenias techo te daba lo mismo, y que si no podías ser de otra manera te ibas con él bajo un puente a vivir. El destino no lo ha pensado como tú lo hacías por él. ¿Dime que te queda ahora, llorar, y tu cara, esa cara de virgen preciosa que eres la mujer más bonita que pisaba el ruedo, tu mantilla de terciopelo negro esta manchada de la sangre de tu torero; que piensa de él ahora que ya no lo tienes, dímelo, que puedes decir la mujer tanto lo quería, que era tú la única que en secreto lo amaba, y soñaba con ser la esposa de un joven sin que tuviese que poner su vida ante un toro de esa envergadura, pero fue su destino. ¡No lo crees que fuese su destino, ese fue el camino que él tomo, su destino! ¿Por qué, dime por qué piensas que no era su camino, son tus labios los que no le dijeron; no te vayas de mi lado; que tengo miedo de ese toro, me ha mirado con una mirada que miedo he sentido dentro de mi corazón; me ha dicho que serás viuda antes de haberte casado con él? ¡Ya puedo llorar, ya puedo vestirme de luto, que nadie me diga que no me lo ponga; que era muy joven, que no era mi marido! ¿Que sabrán las gentes de lo que era para mí ese hombre; que sabrán ellos, dicen que se ha quitado la vida para darme lujos; que yo le había pedido, que palabras son esas que yo solamente lo quería a él y no tengo que pedir lujos a nadie y menos a él que lo quería con toda mi alma, que se ha quitado la vida por un sueño que pensaba darme lo que yo tanto necesitaba un casa un bienestar y una vida que me lo había prometido sin que yo le hubiese pedido nada, que solamente lo quería a él y nada más; y ahora que voy hacer si no tengo a quien querer. Vestida de luto he de morir, nada en este mundo me dará los besos que nos dimos los dos a escondidas para que nadie supieses que nos amábamos, y cuentan las malas lenguas que yo lo quería porque quería ser torero y que si un día conseguía ser lo que tanto él deseaba yo sería feliz ya que no me faltaría nada su lado. ¿Y ahora que me dicen de él que ya no está a mi lado? Qué esperan, que me eche otro novio. Eso espera de mí, están muy equivocadas, el luto me ha de enterrar y el tiempo dirá si era verdad que yo lo quería tanto. Él será para mí mientras yo viva, y en su lapida he de escribir con las uñas de mis manos las palabras que me dijo antes de esa maldita corrida. ¡No temas, no has de temer yo no le tengo miedo a ese toro que me ha tocado matar, yo lo he de vencer y le cortaré las dos orejas, saldré por la puerta de los príncipes en hombros de multitud de personas, ya lo veras, y cuando termine la corrida nos casaremos y te he de hacer la mujer más dichosa de esta tierra! ¡Malditas palabras las tuyas, donde estas ahora, dímelo a donde estas que no puedo verte, que te dije, que ese toro me había mirado con la vista de la muerte; y que no lo toreases, te lo decía en la barrera y tu no me hiciste caso, yo, te lo pedí llorando antes de enfrentarte a él, dicen que tu destino estaba junto a ese maldito toro, no es verdad, tu destino era a mi lado, y ahora estaríamos casándonos sí, era lo que tú tanto querías y me dijiste que sería virgen hasta que tú fueses mi esposo; y ahora que he de ser virgen hasta que me entierren y este a tu lado, eso era lo que tú tanto querías; ser mi esposo y porque no lo fuiste antes de esa corrida al menos yo tendría tu sangre dentro de mis venas y recorrerían dejándome al menos un hijo tuyo, que fuses tu retrato. Me miraría cada día de mi vida en sus ojos. No tengas miedo de lo que puedan decir de mí, no me importan las palabras sin sentido, ya que ellos no sabían cuanto yo te amaba. Para mi eras toda mi vida y ya no soy para nadie en este mundo solo te tenía a ti y ya no te puedo tener, que quieres que haga ahora, que llore, ya lo hago, si, lo hago; lloro por ti maldito seas, porque no me hiciste caso de mis palabras antes de matar ese toro que te dio la muerte. Palabras que el viento se ha de llevar pero el tiempo pasó y todo quedo en el olvido pero una persona que dio su vida por él está llorando noche y día, vestida de luto, que pena, vestida de luto camina como una sombra que no sale el sol para ella y nadie le dice nada ya que ella le contesta que está de luto porque la persona que ella quería está muerta, y no la puede tener. Nadie sabe lo que yo te quería, nadie lo puede saber. Ya estoy como tú me pediste, que sería virgen para ti, eso era lo que tanto querías, ya lo tienes, y en tu lápida he escrito con las uñas de mis manos, te quiero hasta la muerte; y si ese toro viniese, yo prefiero, que él me dice la muerte como te la dio a ti, mi amor. Un clavel sobre la arena vida de un sueños. El forjador de sueños…quedó en silencio, llorando por la muerte de ese joven y su novia que tanto lo amaba llorando esta noche y día esperando que un día pueda estar con su torrero de sueños que tanto la quería para que fuese su compañera durante el resto de su vida. Un sueño que no pudo realizarse, por que el asta de un toro segó la

 

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