Lento caminar quiero, no me hagas correr, que no puedo, vete tú si lo deseas, ya te alcanzaré si puedo, y si no; no temas que el tiempo me llevará a tu lado; y entonces me dirás, no corras que yo te espero y no te dejaré jamás. Caminos que hace el hombre detrás de una mujer, por amor, sin saber el por qué, está detrás de ella cuando la llega a querer, que camino tan estrechos que no me deja correr; y si me salgo de él hasta me puedo caer. Eres joven ya lo ves. ¿Y tú cuántos años tienes? ¡Qué sé yo, ni lo sé, soy tu dueño, tu caminas ligera y yo a paso lento, los dos llegaremos al sitio sin correr al mismo tiempo! ¡Qué extraña es la vida, cuantos camino se hicieron, cuantas huellas se quedaron en mitad de los senderos, y tú me dices a mí, que corra, para qué quiero correr si el tiempo lo marco yo, yo soy el reloj del sueños, y en tu vida soy tu dueño, a si, que si quieres correr por mí que me esperes cuando llegues, yo estere sentado esperando tu regreso! Tú has de mirar que yo tarde, a si vivirás más tiempo, el camino que recorras, recuérdalo para el tiempo, por si vuelves a vivir y no encuentras el sendero té puede morir sin mí, mira que yo te quiero pero no puedo vivir sin esta maldito reloj que he de marcar el tiempo que nos queda a los dos. A paso lento quiero llegar, y cuando quieras parar, te paras, que yo no tengo prisas por nada, la distancia no es muy larga, y sí caminamos despacio más tiempo te puedo amar. ¿Qué tiempo nos quedará para que vivamos juntos sin importarnos de andar? Huellas tiene el camino. ¿Cuántas personas lo hicieron antes que nosotros; qué se yo, a ti te importa cuántas fueron, porque a mí ni lo quiero saber; ya que yo si soy quien muero, para que quiero saber, si otros vinieron luego; para hacer el camino y en ellos se perdieron por ver quién de los dos, llegaba, a ser primero. ¡Anda siéntate y descansa, no tengas prisa en llegar, tiempo hay en este mundo para saber lo que nos espera cuando seamos el polvo de este camino que nos llevará hasta el cielo! ¿Bueno eso lo digo yo, pero no soy para decirlo, ya que sin en este tiempo pasado te he dicho una y mil veces que me quieras como yo te quiero a ti y si en esta vida por ti recorrí el sendero, ahora yo soy primero que no me quiero morir? ¡No me decías amor que entre tú y yo no había un destino! ¿Entonces por qué este camino, y para qué lo recorremos los dos? ¿Te acuerdas aquel día que sentado bajo la sombra de un árbol te dije yo una vez, te quiero dar un beso, aquí nadie nos puede ver, tú me dijiste riendo? ¡Y qué esperas de una vez, dámelo que yo, también lo quiero, no me ves que yo me muero por saber lo que es un beso cuando se puede querer sin tener remordimientos cuanto te llego a querer! ¡Después que ya te había dado el beso, el por qué te lo pedí, si tú eras mi dueño, y sin pedirme permiso te casaste junto a mí; para vivir el tiempo que nos haremos feliz! ¿Le distes un beso a nuestros hijos, yo sí que se lo di, y tú, por qué te fuiste si tan siquiera decirle adiós, yo, que sabía quién era el primero en morir, fui yo, ya lo ves, pero como no ando tan ligero yo sabía que tú vendrías tras de mí, para que yo no pudiera encontrar a otra mujer que me quisiera el tiempo que te quedase a ti, para venir a mi encuentro? ¡Anda ya, hombre de dios, si no fuera por mí con quién te hubieses casado tú, yo, con la primera que le hubiese dicho tres cosas, a esa me la llevaba a mi casa y con esa me hubiese casado yo, tú que te llegas a creer que no valía la pena casarse conmigo! Piensas que solo tú eras tan bella, sí que lo eras; pero ya ves como es la vida, te casaste conmigo y ahora que me he muerto antes que tú, tú te vienes de tras de mí, mira si se quiere aun muerto que tú sin hacerme de esperar te viene a mi encuentro si tan siquiera esperar que me enterrasen primero, para luego olvidar los besos que allí nos dimos bajo del árbol del sueños. El forjador de sueños. Pintaelsevillano.com