María estaba en la ducha en su vida había estado más a gusto que debajo de aquella agua tan calentita, su cuerpo siendo pequeño le parecía que aquello era un sueño, ya que en su casa no tenia agua caliente y no sabía cómo que en este piso la tuviesen, pero lo que fuera para ella era un milagro tener esta agua con la temperatura tan buena, se enjabonó y su cuerpo después de una buena ducha se quedo tan bella que su cara resplandecí del brillo que tenía, sus cabellos se los secó pero al tenerlos sueltos ella tenía una mata de pelo negro que parecía una diosa, le llegaba hasta la cintura la melena de cabellos de María y se puso un alborno que le quedaba grande pero casi le arrastraba por los suelos, cuando se presentó ante el matrimonio. Pepe cuando la vio se le salían los ojos al ver que cosa tan linda tenia para él y estaba loco por hacerla su mujer cuanto antes, esto era una locura que desde que eran niños muy pequeños ya tenían los dos en su cabeza, tanto ella como él y no es que estuviesen locos pero sus mentes a si se los pedía, locura o mor, no lo sé pero ellos se querían tanto que ni querían estar con los de mas amigos de su clase pero todos ya lo sabían que se querían con locura. Hoy ellos piensan que son mayores y están deseando ser mayores y ya lo creen que les ha llegado su edad de ser lo que tanto anhelan, marido y mujer. Los señores que los tenían en su casa al verla tan guapa se quedaron admirado de la belleza de María, pepe no sabía que decir al verla con su pelo suelto, él estaba acostumbrado a verla con la trenza, pero con el pelo suelto era mucho más bonita que con la trenza. ¡María que linda estas con tu pelo suelto! le dijo la señora, para pepe era una diosa, ahora sí que no dejaría que se fuese y no se casase con él lo antes posible. El siguiente en entrar a la ducha fue pepe que tenía la cara de tizne por que el tren que los llevo hasta la capital era de carbón y el humo se le fue pegando en su cara ya que él estaba sentado enfrente de su mujer como él le decía a María, y como la ventanilla estaba abierta pues cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde porque estaba como un carbonero de negro; María como lo quería tanto no se lo dijo pero ella se dio cuenta de eso; y para no enfadarlo se calló y no se rió de él. A sí que cuando entró en la ducha él dijo. ¡El agua esta calentita, pero parece que está cayendo algo negro y fue entonces cuando María se comenzó a reír de él, pero ella no estaba con él sino que estaba sentada en el comedor de la casa que había tenido el gusto de tenerlos por esta noche; al día siguiente ya se vería adonde podrían estar! Los señores le preguntaron. ¿Cuántas horas habéis tardado desde tu pueblo hasta aquí dime? ¡Por lo menos treinta horas al menos; por que salimos por la mañana y eran las ocho menos cuarto cuando llegamos a la estación y son casi 24 horas no 30 como he dicho antes! ¡Ha sido demasiado pesado el viaje y sin comida ya que yo preparé unos bocadillos pero pepe como come tanto se los comió antes de llegar y nos quedamos sin comida, gracias a una señora que viajaba con su marido que nos dio sus bocadillos al ver como comía pepe! ¿Pero ellos también vinieron hasta aquí? ¡No, ellos se bajaron antes, mucho antes, yo creo que a mitad del camino, si, por que era por la tarde; y fue cuando antes de bajarse nos dieron sus bocadillos y me dijeron que ellos estaban en casa y que cuando llegasen tenían la comida preparada y al ver que los dos no teníamos donde caernos muertos; pues fue lo que hizo que ella nos diese su comida que tenían para la noche seguramente pero fueron muy buenos con nosotros, sí que lo fueron! ¿Dime María te gustaría quedarte con nosotros? Aquellas palabras hizo que ella se quedase muda, no sabía que contestar, comenzó a balbucear y no le salían palabras de su boca, al escuchar las palabras de la señora. ¡Cuando venga pepe se lo pregunta yo soy su mujer y no quiero ponerme antes que él, es él el que tiene que decir sí o no! ¿Me entiende usted? Qué manera de quererse era aquella, ya que siendo tan pequeños ya le daba el cariño a su marido como ella le decía y hasta que él no dijese sí o no, no quería decir ni media palabra cosa que hizo que se terminase la conversación entre ellos. Habían pasado un cuarto de hora cuando se presento pepe con el alborno del señor puesto, y los calzoncillos que tenia de repuesto, cuando entró en el comedor el revisor comenzó a reír diciendo. ¡Anda pues te queda bien el alborno! Él se miro y dijo. ¡Yo creo que me está un poco grande pero todo tiene arreglo, se le mete en el dobladillo y ya se queda a la medida que se quiera! ¿Pero tú sabes de costura? Yo sé un poco ya que mi madre es costurera y hace vestidos para la calle, bueno para la gente que vive en otras casas y ella les hace los vestidos. ¿Y cuanto les cobra por hacer un vestido, tú lo sabes? ¡Sí que lo sé, porque yo cojo el dinero y lo guardo en el lugar que ella tiene escondido para que no se lo quiten otras personas! ¿Y cuanto les cobra por un vestido? ¡Según el tipo de vestido que sea, si tiene mucho trabajo les cobra un poco más, pero por lo que yo cojo de dinero creo que es unos siete u ocho duros por vestido! ¿Y con eso coméis? ¡No mi padre también trabaja! ¿Y donde trabaja tu padre? Mi padre trabaja en el campo. ¿Pero el campo es suyo? ¡Qué más quisiera él que fuera suyo, pero no, no es suyo, sino del señorito del pueblo que es el más rico de toda mi tierra! Esta vez fue el marido quien le hizo la siguiente pregunta. ¿Dime pepe, cuanto le paga ese señorito a tu padre por trabajar cada día? ¡No es por día, sino por semana, y a veces por meses, según le viene en ganas, eso lo hace porque es el que manda en el pueblo y hace lo que quiere y lo que le da la gana con los que le trabajan; por eso nos hemos venidos huyendo de allí; yo no quiero ser como mi padre, ya que es un esclavo de ese tipo que es el más malo de toda la tierra! Durante unos segundos todos guardaron silencio al escuchar las palabras de pepe y era verdad, ya que el revisor cuando pasaba el tren por esos campos, se veía a los campesinos cavando casi de rodillas porque ya no soportaban el dolor de sus espaldas y se tenían que hincar de rodillas para poder seguir con la faena. ¡Que lastima de personas, si es verdad, a si los tratan por esos mundos de dios! Durante unos segundos al escuchar las palabras de pepe todos guardaron silencio. ¡Fue pepe el que dijo! ¡Que por ellos no temieran que ellos pasaremos un rato con ustedes y nos iremos! ¿A dónde te crees que te puedes ir dime? Pues a la calle haber si encontramos trabajo. Hoy es domingo por si no lo sabes, y esta todo cerrado a sí que tendrás que esperar al menos hasta el lunes que estará todo abierto no crees. ¡Anda, y yo no lo sabía, claro si nos venimos el sábado pues hoy es domingo! Ya te puedes pensar como estará el maestro al ver que no vamos a misa. ¿Tú qué dices mujer? ¡Yo lo que tú digas para eso soy tu mujer! La señora no podía dar crédito a la manara de hablarse entre ellos, ya se consideraban marido y mujer; pero se puede saber de dónde han salido estos dos críos que ya se llaman esposos. Estas palabras los dejo tocados y se miraron el matrimonio y se encogieron de hombros al escuchar dichas palabras. La señora como era temprano y ya estaban limpios y habían desayunado se fue a la cocina y preparo la comida del medio día y cuando termino se sentó con ellos en el comedor que durante el tiempo que ella tardo de preparar la comida ellos estaban hablando con su marido y este le decía cuando ella entro en el comedor. ¿Dime pepe tu que sabes hacer? Yo soy carpintero. ¿Si carpintero, ya lo eres, y cuando lo has aprendido digo yo; si ibas a la escuela cuando aprendiste el oficio de carpintero? Enfrente de mi casa hay un carpintero y de vez en cuando me llama para que yo le sujete un madero y él lo corta y otras veces me pide que le enderece las puntillas y yo lo hago muy bien sabe, yo me fijo mucho en como hace con las herramientas y cómo cepilla las maderas y yo sé hacerlo todo porque lo veo cada día cuando termino de la escuela. ¡Entonces ya tiene un oficio que según tú ya sabes que hay que hacer con las tablas! ¿Qué son las tablas? ¡Ah pero no me has dicho hace un momento que eres carpintero! Si pero yo no sé lo que son las tablas él nunca me decía nada de las tablas, siempre me hablaba de las maderas y me decía dame eses madero, tráeme esa madera, y dame las puntillas, esos eran las palabras que él me decía siempre pero de tablas, nunca me dijo nada porque si no, yo lo sabría. A sí que tú dices que eres carpintero, pues aquí los carpinteros lo ganan muy bien. ¡Has visto esposa como los carpinteros lo gana muy bien, a si que ya tengo trabajo y podre comprarte el vestido de novia! Y nos podremos casar de blanco como tú quieres. Venditas palabras que hicieron de nuevo llorar a la señora al escuchar dichas cosas que ellos se decían de forma tan seria que parecían que ya tenían edad de casarse; señor que cosas se pueden escuchar de dos niños si no tenían donde caerse muertos, sin trabajo, ni estudios; y pensando todo el día en cómo se podían casar, y encontrar un trabajo que les dice para poder vivir en una capital como esta. Hay que estar loco, pensar en tales cosas si no tenían la edad ni los estudios que se pedían en cualquier puesto de trabajo ya pensaban en ellos, y nada más; ellos se veían ya casados y con hijos cómo le decía María a su esposo. ¡Esto es una locura, yo creo que sería mejor llevarlos aun loquero y que los examinen para ver si en verdad están cuerdos o están locos de verdad! Porque yo nunca en mi vida había visto cosa tal semejante como esta. ¿Tú qué dices a esto, esposo, hasta ella se le pegó lo de esposo y mujer? ¡Yo que quieres que te diga si tú lo estás viendo como yo, y no es mentira que los tenemos delante de nuestros ojos! ¡Bueno después de comer nos iremos los cuatro a ver cosas de la capital, y haber si viendo cosas se le pasa el tema que traen en sus cabezas! ¡Yo creo que me volveré loca si no arreglamos esto! Porque de aquí no se van hasta que ellos sepan lo que les pasará si salen de aquí. ¡Buenos ya veremos cómo lo podemos arreglar! Los dos estaban sentados en el dormitorio que les había preparados para ellos, María no le contó nada a pepe de lo que le había dicho la señora, que si se querían quedar a vivir con ellos. Ella se calló pero lo pensaba y se decía que ella no había venido a buscar nada, sino a casarse con su marido. Cuando se tienen esos años las cosa se ven de una manera diferente, a cuando uno es mayor; pero siendo niños los sueños son algo real y no tienen cosa que temer ya que sus mentes son nubes de colores que están tan cerca de sus ojos que son reales para ellos y nada le importa ya que siendo lo que ellos piensan ya está todo arreglado y el tema es importante para los mayores; que han de pensar que los niños son personas tan adultas que se piensan que los que estamos equivocados somos los mayores, que no les damos lo que ellos piden por hacerle daño, y no cedemos a sus peticiones y viéndolo de de esa manera; yo que sé si tienen o no tienen razón de ser, pero el mundo da personas con unos conocimientos que son maravillosos por eso nacen niño siendo superdotados en sus creencias y lo demuestran estos dos novios que se tiene por mayores sin haber cumplido los dieciséis años que es la edad que se permite que entre dos personas no sea pena hacer lo que deseen ellos entre los adultos pero esto limita la realidad; son niños que se aman de una forma que jamás he visto en mi vida; y los tengo en mi casa y no puedo creer lo que ven mis ojos. Si esto dura mucho yo creo que también le diré a mi mujer, que es mi esposa, y ella me dirá mi esposo, cosa que es verdead pero cuando son unas personas adulta. ¡Yo soy el culpable de que estén ahora en mi casa ya que si yo les hubiese prohibido venirse en el tren, ahora no estarían con eses tema en mi propia casa y son mayores dicen ellos; dios mío si no tiene una cuarta de estatura y ya son mayores, cuando sean hombres tal vez se den cuenta de lo que decían cuando eran niños, pero quien le dice que no lo son sí parecen dos personas que se creen que tienen treinta años cada uno, y son niños que se aman de corazón esos es cierto porque yo los veo, y siento por dentro un dolor que mi corazón no sé si podrá resistir esto durante mucho tiempo, pero sí creo que soy el culpable de de esta locura y si yo no los hubiese dejado en el tren, sino que los hubiese echado otra cosa cantaría pero no, yo los deje creyendo que era verdad lo de su familiar enfermo y no pensé de que podría ser mentira como a si fue. Si hay que encerrar a alguien es a mí que tenía que haber cumplido con mi deber y no lo hice pero ahora tengo que remediar lo que no hice bien. ¿Tiene remedio esto me pregunto? En verdad no lo sé pero algo tendremos que hacer, no podemos dejar que estos señores se vallan como ellos piensan, haber que se me ocurre a mi siendo el único culpable de este problema que tengo a mi lado. El tiempo no corría como siempre, se había parado, el mundo no daba vueltas estaba quieto y los que si corrían eran los dos esposos que dentro de su mundo eran los que no veían lo que a su alrededor estaba pasando y solamente sus pensamientos era que se querían casar y nada más, en eso pensaban y que tendrían un trabajo nada más salir de mi casa pero por dios; que es de día y no está la noche para salir de casa y se piensan que es todo oro lo que reluce a su alrededor. Dentro de un mundo de color de rosas, donde ellos son los príncipes, y se puede hacer lo que ellos digan y nada se los va a prohibir. ¿Si yo que tengo cincuenta años pienso en los problemas que aun tengo con mi trabajo como ellos pueden pensar que no hay temor para hacer cada cosa a su tiempo y el señor me dice que es carpintero y que no sabe lo que son tablas? De donde salieron que no los vi antes, si los hubiese visto subir pues a lo mejor los bajo y les digo que no pueden subir, pero cuando los vi ya había pasado una hora y el tren corría a toda velocidad; cómo los bajabas del tren los tiraba por las ventanas, no podía hacerlo, y eses fue mi pecado al no darme cuenta de que estaba cometiendo un gran error. Por esos cuando los vi me acorde de que durante el trayecto lo había pensado pero no eche cuenta de que estuviesen en el tren pensé que se habían bajado para ver a su familiar enfermo eso fue lo que yo creí. ¡Maldita sea mi suerte, por esto me pueden expulsar de la Renfe y a dios a mi carrera de ferroviario, sí, por culpa de no haberme dado cuenta a tiempo y ya está hecho, pero cómo lo arreglo si no sé cómo mirarlos al ver el cariño que se tiene los dos! Dos ángeles del cielo no se podrían querer tanto como lo hacen ellos, y son niños, cuando sean mayores que será de ellos, cuántos hijos tendrán si ya se quieren casar para tener un hijo, se puede medir el cariño, se puede decir que no se quieren si no lo ves no puedes decir nada ya que no puedes pensar en que dos criaturas se amen como ellos lo hacen. Yo no he visto nada igual en mi vida, creo estar soñando.