El Viejo Tocador

 

Sí, yo tenía un viejo tocador que estaba en mi grandiosa casa. ¡Yo tenía una casa que era tan grande y con tantas habitaciones, que comenzaba ajugar en una y, cuando había llegado a la ultima ya no sabía como era la que le tocaba hoy jugar en ella. Tambien tenía un soberao que era donde se guardaban los viejos muebles, los que ya no servían y era por que estaban destartalados y carcomidos por las termitas y las polillas que hacían que se callesen a trozos los pedazos de maderas de los que estaba creado. Había en el soberao un viejo tocador; el cual, era mi favorito y, era dode más me gustaba a mi jugar. Si jugar, allí tenia tantas pinturas que yo podia ser el capitan de los pirata, o el rey de los corsarios donde yo siempre ganaba. Cuando yo era joven, entonces tenía yo pocos años y no me daba pereza de subir los peldaños de la vieja escaleras, la que a cada peldaño hacía un ruido diferente, parecía un viejo piano que estuviese inclinado para que cuando yo pisase sonara una melodía que yo mismo había compuesto para mi. Llegaba al soberao y directamente me sentaba en su taburete y delante del viejo espejo ya me estaba riendo, las cremas aun estaban tiernas y parecian que las había puesto para que yo pudiese jugar con ellas. Sí era un poco extraño ver que cada vez que yo me sentaba, él habia cambiado las cremas para mi cara. Entonces era yo muy joven y tenia una piel tan fina que con poca crema ya estaba cubierta y yo mismo me reía de mi. Entonces me justaba jugar y subir por la escalinata de piano como yo le llamaba al saber que cada día él me cambiaba los sonidos para que yo tambien cambiase de canción. Era bonito poder jugar entre los viejos muebles, que feliz era yo. Hoy, ya no tanto, porque mis años ya mo me permiten subir y no se cómo estara mi viejo tocador. Yo aunque no puedo subir se que él me echará de menos pero yo tambien lo echo de menos a él. Estamos iguales él por viejo y destartalado y yo por que los años no habián pasado enbalde y no tengo fuerzas para subir esasa escaleras en la cual si lo intentase seguramente me caería y se ronperían mis piernas. Ya hemos llegado, hoy toca soñar, si eso es lo que hoy toca soñar y cuando se esta soñando no podemos hacer otra cosa que esto, soñar que era joven entonces y hoy ya no lo soy y no puedo vivir sin estar delante de mi viejo tocador. Tengo en mi casa, si esa casa tangrande qui tengo, que en una de las muchas habitaciones que tiene mi casa, esta un replica del tocador, porque yo le tenía tando cariño que hice que me hisiesen una replica de él, y asi como con los años ya no podia subir, pues para no tener que ir al soberao temiendo por mi, lo puse en una de las muchas habitaciones que tenía mi casa y cuando quiero ser el que era cuando joven voy y ante él me siento y, el espejo me mira, y sin decir nada yo se lo que esta pensando de mi. Sí yo lose pero ami no me importa lo que llegue apensar, por que yo me siento dentro de mi vejez un niño por dentro el cual aun soy la persona que yo deseo ser; y no creas que me importa, no, no me importa lo que piensen de mi, se que estoy sólo y cuando yo me encuentro sólo es cuando más feliz me siento, es cuando yo puedo ser el actor de cualquier obra de teatro, ser el galan que enamora a a la princesa, y me caso con ells y somos la pareja mas feliz de este mundo. Limpio mi cara, y con unas toallitas humedas me cuesta trabajo, ya que las arrugas de mi rostro que antaño era liso ya no es lo que era y hoy parece que el piano es mi cara y a cada arruga él tien el sonido guardado para mi. ¡Que cosas tienen los años, tú te has ,mirado al cabo de muchos años aun espejo! ¿No, por qué, es gracioso ver como tu cara esta heccha de un tegido diferente al de cuando eras joven, si ya no esta lisa la piel, hoy es como si la hubiesen echo de lana con arrugas y bultitos que no permiten que puedas pintarla como tu desearías y cada vez que lo intento me cuesta mas trabajo estar sobre el escenario vestido de principe. ¡Ya no hay princesa esperandome, estoy sólo y que pena me dio a mi mismo cuando me he pintadao y se pasan las horas y mi princesa no viene y me quedo esperandola. ¿Hasta cuando me pregunto; cuanto podre aguantar esta comedia de mi vida? Mejor será que yo mismo me de por terminada la fiunción y eche el telón a bajo, si el publico no aplaude que mas meda, si ya no viene nadie a mis funciones estoy sólo y nadie es mi princesa de mis sueños. Cerrare el teatro de sombras y me sentaré aque llegue el final de mi carrera y de esa manera esperare que m¡ muerte que lleve adonde ella quiera y en el caminon dejare un pedazo de crema para cuando vuelba a si sabre cual es le retorno de mis sueños. De esos sueños que núnca se terminan de salir de mi añorada mente, y por eso sere siempre El FORJADOR DE SUEÑOS…

¿Qué lastima, si es verdad que lastima me da llegar adonde separa el camino que comenzamos, y cuando hemos llegado me da lastima de ser lo que el destino nos tiene preparado para que vivamos los que nos toca vivir? Pero me da lastima ver en lo que nos volvemos cuando el tiempo se encarga de hacer con nosotros lo que sin querer hacemos. El Viejo, y nadie siente el amargor de nuestra boca y la iel nos sale de nuestro corazón si saber el por qué. Cuando nos miramos ante el espejo y nos vemos disfrasado de un viejo amargado de vivir, sin ganas de seguir viviendo qué hacemos ya en este mundo. ¿Cuando sin saberlo nos difrasamos y nos hacemos fotos para que todo aquel que nos vea se da cuenta que t¡, ya hemos llegado al final de camino de la cordura y estamos ante el avismo de un presipicio que nos deja caer sin retornos, y sin saber cuando llegaremos al final de la caida, y cuando dará nuestro viejo cuerpo contra el suelo y se destruirá nuestro cuerpo en cenizas que el viento esparcirá por los aires y no dejara ni rastro de lo que antaño fuimos. ¡Si, siento pena, mucha pena al saber que nada de lo que hacemos esta cerca de la cordura si no mas bien de la locura, que sin darnos cuenta ya hemos llegado al extremos de ir perdiendo poco a poco el saber, si es que lo hemos sabido alguna vez lo que fuimos; ya sin tener el pudor de presentarnos ante la humanidad lo que ha quedado de lo que antes fuimos. Ya se nos calleron las hojas y solo queda el viejo tronco y a nuestro alrededor un montón de hojas muertas sin saber que hacen que el viento no se las lleva lejos de nuetro cuerpo, ya, mal herido y llorando el llanto moja lo que queda de lo que fuimos. ¡Que lastima, sin mirar en lo que nos hemos convertido,en un bufon, si un bufon que hace reir a los demas; sin darnos cuenta y cruzamos el limite del camino que nos tocó vivir! Siento lastima de mi mismo, porque nadie se a mirado al infinito y se ha sentido dentro de esa nube que cubre nuestra mente al llegar. Sí hemos llegado. ¿Pero que hace el destino que no nos recoje y nos lleva a donde ya nadie se da cuenrta de lo que estamos haciendo en este mundo sin piedad y sin tener la razón de estar viviendo. Mejor sería quedar descompuesto y arrojado al final del camino donde los no cuerdo se destrullen sin saber el por que de la cosas cuando term¡na su ciclo estan mejor sin saberlo, perdidos en un mundo que no hemos querido vivir, pero que ya sin desearlo estamos viviendo. ¡Siento esa pena de v¡vir como sin querer nos hemos convertido el el bufon de nuestra suerte, para quedar que los demas mortales se rían de nuestras cosas. Prefiero que el viento arrastre mis hojas ya caducas y la esparsa al infinito y que nadie pueda ver lo que estamos haciendo en este mundo ya. ¿Tú sientes pena de ti, no la has sentido? Cuando llegues y te des cuenta de que haces y de lo que nadie quiere hacer, ya te darás cuenta de que llegastes y será cuando sin mirarte tú mismo sabrás que has llegado y desesarás que te lleven adonde nadie quieres que te vean y serás destruido por ti mismo lo que ya no eres. EL FORJADOR DE SUEÑOS.

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