¿Te lo has preguntado alguna vez? Yo puedo decirte cómo es. Si aunque no te lo creas, un día estaba yo subido a un tejado y mira por donde al no ver lo suficiente caí desde una altura de unos seis o siete metros al suelo. Di con la cabeza y aun estoy vivo. Por qué no lo sé lo que sí puedo contaros es que bajando yo estaba muerto en verdad, si, muerto, nada del tiempo que paso desde la altura hasta el pavimento de cemento que fue lo que amortiguo el golpe. Si el cemento más duro que yo había visto en mi vida, no lo toméis abromas que si que era cemento. Y si no que se lo pregunten a mi cabeza, que quedó como si fuese una granada, en el lugar donde me golpee contra el suelo. ¿Muerto o vivo?; que se yo, lo que puedo deciros es lo siguiente que cuando sentí el golpe fue cuando desperté, cuando choque contra el suelo pero en el trayecto yo bajaba muerto si dormido el por qué, que se yo porque sería? Durante la caída sentí que algo me sujetaba. Unas alas de colores y unas manos suaves sostenían mi cuerpo como si fuse una persona encantada. Pero durante los segundos que estuve sostenido por algo que me dijo que no temiese y que no tuviera miedo de nada que mi vida seguiría existiendo y nada pasaría. ¡Como podía yo sentir a la persona que habló conmigo durante unos segundos que tardó mi cuerpo sin detenerme en el camino! ¿Quién fue, es mi pregunta para todo aquél que quiera leer mi historia, ya que lo que les estoy contando es una de las cosas que a mí me han pasado durante mi vida, hoy quiero contaros los hechos y no crean que es incierto lo que les cuento, sino que es tal como yo le estoy relatando lo sucedido? Mis ojos cerrados, nada veía en la veloz carrera hasta el suelo, qué tiempo pasaría, que se yo pero tuve tiempo de hablar con alguien él cual me dijo que no temiese, que nada pasaría y que mi vida seguiría a delante con mis heridas y yo viendo el agujero que había creado sobre el tejado por el cual tuve la caída, sintiendo como corría la sangre por mi cabeza y con una de mis manos me tapaba la salida de la sangre por mi cuero cabelludo; gracias a unas voces que acudieron a mí por esto me pude salvar de morir. El morir no es problema el problema está en quedarse aquí sin que nadie se acuerde de ti. Sólo si sólo es lo único que la persona le falta para encontrar la locura y decirse asolas que donde está el mundo que me rodea. Nadie, nadie vive junto a mi; estoy sólo, por qué entonces si estoy sólo ya estoy muerto. Pues no es tan malo como cuentan las personas que viven en la tierra y lo que nadie sabe es lo que hay despues de haberse muerto y volver a estar vivo nuevamente. Pensar que estoy loco, al pensar tales cosas pero ni mucho menos, lo que pasa es que no todo el mundo puede decir que le ha ocurrido lo que a mí me pasó. ¿Hay cielo: no lo creo; pero que fue lo que me sostuvo en la caída, suerte, si tal vez fue suerte? Y no me puedo acordar de nada. Si pero quien era él que me habló en mis sueños tuvo que ser alguien que quería que no me marchase todavía. Para qué quería estar donde la soledad inundaba mis sombras, al salir a la calle tras de mí siempre había una sombra que me ponía las manos sobre mis hombros, me detenía cuando podía tener un accidente. ¡Detenía mis pasos, se adelantaba a mi cuerpo y me dejaba sólo al cruzar la calle, él caminaba a mi lado pero no me hablaba nunca yo me pregunto el por qué y para que quieres a una sombra que nada tapa y no te puedes ocultar en ella, sirve para algo más que para reflejar tu cuerpo bajo la luz del sol! A veces pensamos que nada hay, yo mismo lo digo nada hay detrás de la vida nada, y cuando uno se duerme te das cuenta que el sueño es una pequeña muerte, cuando llegue la hora ese sueño será largo ya habrá mucho tiempo para pensar en lo que fue tu vida en este mundo; en el cual estamos para padecer lo que el destino de las cosa quieran hacer con nosotros. ¿Cuerdo o loco, eso ya habrá tiempo para saberlo y cuando llegue el momento de averiguarlo ya tendremos la vida pasada y no será necesario preguntarse el por qué de las cosas que nos han pasado durante el resto de los años vividos en la tierra y para eso estamos aquí? Para eso, si la vida es un tiempo que pasamos pensando cómo podremos subsistir buscando la manera de poder llevarte un pedazo de pan duro a tus maltrechos dientes porque no hay dinero para que el dentista te arregle tu boca, y sin dientes que es lo que puede una persona masticar si lo necesario se han caído por el camino de ida. La fuente estaba con sus choros de agua fresca que se desramaba por los caños que tenía para que saliese el agua sobrante y la tierra se la tragaba como si fuese una esponja que está seca y no puede vivir sin esa agua que le daba la fuente, con su manantial de colores y que la vida de algunos animales se acercaban a los caños de esa fuente que en medio del camino de ida se encontraba llena de gente que hacían cola para poder beber un sorbo de agua fresca y seguir el camino que tras el recodo de este estaba el cruce del destino y nadie podía dar la vuelta para atrás. Descalzo nada que pudiese tapar tus heridos pies, nadie se quejaba, era un caminar sin palabras, nadie conocía a nadie y todos caminaban en silencio, sin adelantarse al otro que seguía su mismo camino, el pelo, los dientes, las manos, los huesos, su cuerpo, todo quedaba tras de él tirado por los suelos llenos de tierra y polvo que tapaban sus huellas, y seguidamente se iban perdiendo camino al destino sin saber el por qué de este camino sin poder gritar para que alguien parase esta cola que se perdía al llegar al cruce de este largo camino que seguramente iba al final de los sueños y los cuales ya no servían para nada todo había terminado para esta cola que cada vez era mayor y qué lugar tan grande tenía que haber cuando se pudiese divisar el cruce, que sería esto que no lleva al final sin saber ni poder preguntar adonde nos conducen a todos y nadie se miraba su cuerpo ya que según nos ha cercábamos al lugar las ropas ya no estaban sobre nuestro cuerpo, nada cubría los huesos que se iban cayendo por los terrenos pedregosos y que nada se sentía en los pies nada, ni la sangre caída de los pies manchaba la tierra, la piel se caía como la escama de una serpiente y se quedaba enterrada por los pies descalzos, nadie se paraba para ver qué era lo que estaba sucediendo. Era el tiempo que se tarda de estar vivo a estar muerto. ¿Es largo sí pero también es corto ya que el tiempo no cuenta para nada y tienes toda una vida para llegar al destino que nos espera cuando no te despiertes al caer de un sitio alto y nada de lo que sucede ya no es válido y nadie te recoge porque no estás vivo y nada queda de ti, sólo el charco de sangre que dejaste al darte el golpe pero tú ya no estás en esta vida? Yo me sigo preguntando el por qué yo tuve esa suerte si es que se le puede llamar suerte el seguir con vida en este desgraciado mundo donde no hace falta que te tapes de nada ya que nadie te puede ver como caminas bajo la sombra de un tomillo y ni el olor a silencio te hace ver la soledad de tu vida, la que tardo en llegar al lugar de tu despedida… EL FORJADOR DE SUEÑOS